«Soy la vid…»
Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 1-8 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». Palabra de Dios
RECONFIGURAR LA VIDA - Florentino Ulibarri Reconfigurar la vida: ponernos en tus manos humanas y divinas, o al alcance de tu brisa que va y viene por esos lugares de la historia poco señalados y menos frecuentados. Reconfigurar la vida: aceptar los golpes, marcas y heridas, pero no arrugarse ni detener la historia; vibrar menos sin perder la música y mantener fresca la memoria. Reconfigurar la vida: vivirte cada día como vid verdadera siendo sarmientos que se alimentan y maduran con tu savia viva y gratuita y que fructifican en uva generosa en esta tierra. Reconfigurar la vida: admirar tus surcos y huellas en nuestra carne vieja y correosa; abrirse a tus sugerencias aunque no llegue a entenderlas. Reconfigurar la vida: jugar al juego que tú jugaste, partiéndonos en tiras, esquejes o estrellas, y compartirse con dignidad dándose en fraternidad. Reconfigurar la vida: aceptar como centro, eje y motor tu Espíritu en nuestra vida; poner todas las cruces bajo su presencia y agarrarnos a él con esperanza. Reconfigurar la vida: descubrirnos como flor florecida -hermosa, perfumada y distinta-; acercarnos a los otros dignamente y hacer un jardín para los caminantes. Reconfigurar la vida: vivir en el mundo siendo flor y fruto en la tierra; admirar y amar a las personas y agradecer la vida.
Y para los más pequeños:
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