«… y creyó»
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9 El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra de Dios
TIEMPO DE RESURRECCIÓN - Florentino Ulibarri Este tiempo, que es tiempo de encuentros y de abrazos, se llama Pascua y es tiempo de paso porque Tú caminas por los caminos de la tierra, caminos de historia y vida, a nuestro encuentro para pacificarnos y dar sentido a nuestros pasos, ora vayamos a Galilea, a Atenas o Roma, estemos en el Egipto añorado o nos hayamos establecido en la Jerusalén de los sueños humanos. Este tiempo, siendo de paso, es tiempo definitivo para encontrarnos y abrazarnos, para que nos arda el corazón y los ojos dejen de estar cegados, para gozar tu presencia y hacernos presencia tuya y buena noticia para los hermanos, ora estemos dentro o fuera, vayamos por caminos o estemos perdidos, hayamos nacido en el norte o caminemos hacia el sur escondido u olvidado. Este tiempo, siendo definitivo, es tiempo abierto para probarlo todo y quedarnos con lo mejor, que para eso hemos nacido y Tú nos has creado. Y a no es tiempo de ayos ni de leyes ni de amos y padres ni de otros señores, porque sólo el amor y la fraternidad permanecen, abren los corazones y dejan al Espíritu libre. Este tiempo, Señor, es tu tiempo y es mi tiempo, es nuestro tiempo libre de las trabas que nos hemos creado. ¡Este tiempo es tiempo resucitado!
Y para los más pequeños:
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