¿Por qué te fijas…?
Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-45 En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca». Palabra de Dios
CUANDO LA PALABRA SE HACE CUERPO - Florentino Ulibarri Vivir es dejar que la Palabra se haga cuerpo en nuestro cuerpo humano, cuerpo de carne y sangre con espíritu bíblico y aliento solidario. Y para ello se necesita paciencia y tiempo, cántaros de esperanza compartida y dejar que la semilla crezca sola en nuestras entrañas humanas aunque no sepamos cómo. Vivir es gestar en paz y con cuidado al esperado, que siempre es nuestro hermano, que viene ilusionado a su casa, sin ánimo de destronarnos y sí de enriquecernos y alegrarnos. Pero para ello hay que estar embarazados o dejar al Espíritu que repose, como él quiera, en nuestro regazo; y ponerse de parto para que la Palabra acampe entre nosotros. Vivir es... ¡Ya estoy, Señor, dándote cuerpo!
Y para los más pequeños:
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