«Bienaventurados…»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 6, 17. 20-26 En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas». Palabra de Dios
HILOS PARA ENTENDER LAS BIENAVENTURANZAS - Florentino Ulibarri Cómo podrá alguien ayudar, si nunca ha necesitado un hombro amigo. Cómo podrá alguien consolar, si nunca sus entrañas han temblado de dolor. Cómo podrá alguien curar, si nunca se ha sentido herido. Cómo podrá alguien ser compasivo, si nunca se ha visto abatido. Cómo podrá alguien comprender, si nunca en su vida ha tenido el corazón roto. Cómo podrá alguien ser misericordioso, si nunca se ha visto necesitado. Cómo podrá alguien dar serenidad, si nunca se ha dejado turbar por el Espíritu. Cómo podrá alguien alentar, si nunca se quebró por la amargura. Cómo podrá alguien levantar a otros, si nunca se ha visto caído. Cómo podrá alguien dar alegría, si nunca se acercó a los pozos negros de la vida. Cómo podrá alguien ser tierno, si en su vida todo son convenios. Cómo podrá alguien acompañar a otros, si su vida es un camino solitario. Cómo podrá alguien compartirse, si en su vida todo lo tiene cubierto. Cómo podrá alguien gozar el evangelio, si lleva cuenta hasta del comino. Cómo podrá alguien encontrar, si nunca ha estado perdido. ¡Cómo podrá alguien si no ser dichoso...!
Y para los más pequeños:

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