«… con la fuerza del Espíritu»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 1-4; 4, 14- 21 Ilustre Teófilo: Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Palabra de Dios
LLEGARÁ UN NUEVO DÍA - Florentino Ulibarri Llegará un día en el que vivir no sea una pesada carga, que doble las espaldas y sofoque los corazones, sino una asombrosa experiencia de plenitud para todas las personas, sea cual sea su origen, color, país o religión. Llegará un día en el que la libertad no sea un sueño, temeroso de ser perdido si despierta entre nuestros frágiles brazos, sino una alegre realidad capaz de ilusionar y emocionar a todos los que vivimos y soñamos. Llegará un día en el que la igualdad no esté en entredicho ni necesite discriminación positiva, sea cual sea la cultura, la condición social, la patria, la riqueza o el sexo de las personas. Llegará un día en el que los derechos humanos no necesiten defensores ni leyes, pues todos los llevaremos tatuados en nuestras entrañas y sabremos transmitirlos a las generaciones futuras. Llegará un día en el que la justicia florecerá en todos los campos y rincones de nuestro ser y tierra y podremos mirar sin temor, en cualquier dirección, con ojos limpios y acogedores. Llegará un día en el que las fronteras desaparecerán, y todos los seres humanos podremos movernos, sin controles ni tarjetas, de acá para allá, como en nuestra propia casa. Llegará un día en el que la fraternidad será la mejor carta de ciudadanía, de dignidad y de respeto, y todas las personas serán respetadas, sean o no compañeras, camaradas, adversarias o amigas. Llegará un día en el que podremos convivir, dialogar y enriquecernos, amar, compartir y criticarnos, soñar, trabajar y cantar, y ser diferentes sin excluirnos en la mesa, en el corazón y en la historia. Llegará un día en el que esta sociedad se sienta renacer en todos los cruces y sendas, revistas, periódicos, radios y televisiones; y en el que la buena noticia sea el pan nuestro cada día para quienes aman y caminan. ¡Pronto llegará ese nuevo día, Señor, si proclamamos sólo palabras de gracia! ¡Ya se anuncia!
Y para los más pequeños:
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