«el que tenga…que comparta»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 10-18 En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?». Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga». Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga». Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio. Palabra de Dios
PARA PREPARAR TU VENIDA - Florentino Ulibarri ¿Qué debo hacer par a preparar tu venida, Señor? ¿Renunciar a los gozos de la vida? ¿Abajar montañas y rellenar valles? ¿Rectificar los caminos y sendas? ¿Superar pruebas y dificultades? ¿Realizar sacrificios costosos? ¿Hacer promesas extraordinarias? ¿Desprenderme de mis anhelos humanos? ¿Seguir en vela hasta la madrugada? Para preparar tu venida, Señor, yo sólo quiero y busco... unas palabras claras para que se me entienda, unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada, una mirada serena que infunda paz y ternura, un momento de silencio para escuchar con el corazón, unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas, un sueño ligero que capte los rumores de las personas y de los ángeles. Para preparar tu venida, Señor, yo sólo necesito abrir mis entrañas y dejarlas que se llenen con tu presencia, como lo hizo Juan Bautista, como los profetas de entonces y ahora, como los pobres que nunca cuentan pero tienen historias que nos golpean y penetran, como María...
Y para los más pequeños:
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