«Bendita tú…»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 39-45 En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
AIN KAREM - Florentino Ulibarri Ain Karem, Señor, aunque sea pequeño y con poca historia, es uno de esos lugares tatuados en las entrañas y presente, siempre, en el corazón y en la memoria. Lugar fértil, Señor, con jardines y viñas; aldea escondida del ruido y de las intrigas de la gran ciudad que era y es toda Jerusalén que tiene sueños de grandeza y mata a los profetas. Ain Karem, Señor, es para nosotros la fuente de la viña, fuente generosa que mana paz y alegría, que descansa y da vida, que plenifica y ennoblece a todo el que se acerca a ella. Y es también, Señor, desde aquel día de primavera que narran y cantan las crónicas evangélicas, lugar de gozo y fiesta, por aquella visita de María y aquel encuentro entre dos visitadas tuyas. Ain Karem, Señor, es ese lugar apropiado para todos los que soñamos con embarazos de vida y no queremos encerrarnos en nuestras miserias aunque seamos personas estériles, ancianas o muy niñas. Ain Karem, Señor, es tu regalo para que tengamos vida y aprendamos a cuidarla cantándote a ti, Dios de vida, presente en nuestra historia y tierra.
Y para los más pequeños:

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