«… despiertos en todo tiempo»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 25-28. 34-36 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre». Palabra de Dios
SEÑALES DE ADVIENTO - Florentino Ulibarri Mil señales afloran cada día para quien es vigía de la vida. El susurro de la brisa, el murmullo de arroyo; el batir de las olas en la orilla, el olor de la tierra arada, el perfume de las plantas, las hojas que caen maduras, el rugido del mar bravío, el viento huracanado, el fuego que crepita y todos los ruidos de la naturaleza... son señales de un Adviento que se anuncia y llega. La luz de la mañana que despierta, el sol que se levanta, el agua fresca y cantarina, los campos que germinan calladamente, el atardecer que todo lo recoge, las estrellas que parpadean, las nubes que van y vienen, la luna con sus guiños y fases, los caminos que no desparecen y el rocío que viste valles y montes... son señales de un Adviento que se anuncia y llega. Niños que gimen y lloran, padres que vigilan y se levantan, ancianos que sueñan y sueñan, jóvenes que viven y cantan, personas que acarician y aman, campesinos que esperan tras la jornada, trabajadores que cuidan y transforman, emigrantes en busca de la vida, solidarios llenos de ternura y vista, profetas de una humanidad nueva... son señales de un Adviento que se anuncia y llega. Gracias, Señor, y que las señales sigan y sigan.
Y para los más pequeños:

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