«… tu fe te ha salvado»
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52 En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le contestó: «“Rabbuní”, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha salvado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Palabra de Dios
OJOS NUEVOS - Florentino Ulibarri Hoy más que nunca, Señor, necesito unos ojos nuevos para ver la vida tal cual Tú la ves y no perderme entre sus luces y oscuridades. Quiero unos ojos vivos y profundos, limpios y despiertos como los tuyos, nobles y tiernos, alegres y llorosos porque éstos están doloridos y secos. Quiero unos ojos serenos y grandes para otear el horizonte y sus brotes, y pequeños, vivos y luminosos para dar claridad a todos los rincones. Quiero unos ojos que sepan mirar de frente, y vean de día y de noche tus preocupaciones; unos ojos que no engañen a nadie y que sean trampolín de emociones. Quiero unos ojos que reflejen lo que soy y tengo interiormente, que enamoren y se den gratis y que sepan enamorarse. ¿Quién me dará unos ojos así, en estos tiempos pobres y de crisis, si no eres Tú, que sabes y quieres y tienes un taller esperando mis necesidades?
Y para los más pequeños:
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