«Quien quiera ser…»
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 30-37 En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado». Palabra de Dios
SER NIÑO ANTE TI - Florentino Ulibarri Señor, concédenos el don de ser niños y poder descansar en tu regazo sin vergüenza y sin miedo, pues a medida que crecemos otros intereses nos hacen olvidar que la confianza y la ternura son imprescindibles para madurar y recorrer tus caminos. Concédenos el don de ser niños para saber mirar a los demás con cariño y transparencia, pues el paso de los años va cargando nuestra vida de suspicacias, temores y envidias que doblan nuestras espaldas y tensionan nuestras entrañas Concédenos el don de ser niños para confiar en los demás y compartir gratuitamente, con generosidad lo que de Ti recibimos, cada día, para ser felices; pues el egoísmo, la avaricia y las comparaciones apagan todas las estrellas y encienden nuestras más oscuras vanidades. Concédenos el don de ser niños; quítanos todo lo que nos impide llegar a Ti y nos aleja de quienes son niños y van llenos de carencias y necesidad; quítanos la desconfianza, la doblez y el orgullo que no acepta perderse entre los más pobres. ¡Que recuperemos, en el cuerpo y en el espíritu, la maleabilidad de la niñez para servir! ¡Vuélvenos niños otra vez! Y si así no logramos alcanzarte o no logras retenernos, o no nos dejamos querer, o no aprendemos o servir, o creemos que somos más y mejor, o no nos damos a los que Tú quieres, vuélvete, Señor, y míranos, y háblanos como una madre habla a su bebé.
Y para los más pequeños:
Comentarios recientes