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Posted by on Ago 10, 2024 in Equipo de Pastoral, Parroquia de San Pedro | 0 comments

«… de este pan»

«… de este pan»

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»

Jesús tomó la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.

Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.

Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Palabra de Dios

ANHELANDO VIDA VERDADERA		Florentino Ulibarri

Aquí estoy, Señor, con hambre y sed de vida. Soñando que me lo monto bien, creyendo que sé vivir, consumo febrilmente ligeros placeres, no más que golosinas, precarias sensaciones arañadas aquí y allá… Y mi hambre y sed no desaparecen. Esto ya no es vida sino simulacro, una vida sin calidad de vida. 
Aquí estoy, Señor, con hambre y sed de vida. Pero acostumbrado a lo refinado y elaborado, lo auténtico sólo entra con filtros. Demasiado educado para ser blasfemo. Demasiado tradicional para ir más allá de lo legal. Demasiado cauto para saborear triunfos. Demasiado razonable para correr riesgos. Demasiado acomodado para empezar de nuevo… Y mi hambre y sed no desaparecen. Esto ya no es vida sino simulacro, una vida sin calidad de vida. 
Aquí estoy, Señor, con hambre y sed de vida. Mas sin pedirte mucho, para no desatar tu osadía; amando sólo a sorbos, para no crear lazos; rebajando tu evangelio, para hacerlo digerible; soñando utopías sin realidades; caminando tras tus huellas sin romper lazos anteriores... Y mi hambre y sed no desaparecen. Esto ya no es vida sino simulacro, una vida sin calidad de vida.
No hagas caso, Señor, de nuestros prejuicios, tristes saberes murmuraciones y desencuentros. Unas veces son estos oídos sordos, tras, estas entrañas yermas, a veces esta cabeza hueca un corazón interesado y no enamorado, quienes acaparan nuestros anhelos y palabra.
Silba, Señor, tu canción Ofreciendo alimento y vida; que se oiga por lomas y colinas, barrancos y praderas. Despiértanos de esta siesta. Defiéndenos de tanta indolencia. Condúcenos al banquete de tu promesa. Danos vida verdadera, aunque no te la pidamos vayamos por otra acera.

Y para los más pequeños:

https://rezandovoy.org/reproductor/infantil/2024-08-04

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