«Vamos a la otra orilla»
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-41 Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!». El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!». Palabra de Dios
IR A LA OTRA ORILLA - Florentino Ulibarri Ir a la otra orilla, a la orilla marginada y olvidada, a la orilla expoliada y sin historia, a la orilla que sufre y llora la miseria. Ir a la otra orilla, a la orillan en la que se hacinan tantas personas, a la orilla de la que salen las pateras, a la orilla que reclama justicia y vida digna. Ir a la otra orilla con el corazón y las manos limpias, con la mente despejada y entrañas compasivas. Ir a la otra orilla siguiendo tu propuesta y tus huellas, sin mirar de soslayo y sin añorar lo dejado en las riberas. Ir a la otra orilla sin corazas ni barreras, con la humildad dentro y fuera y la esperanza florecida. Ir a la otra orilla aunque se levanten huracanes y tormentas, las olas zarandeen la barca y Tú sigas dormido en popa. Ir a la otra orilla y dejarse empapar por sus personas, por sus historias y vidas de dolor, alegría y lucha. Ir a la otra orilla a sentir y vivir la buena nueva, a compartir nuestra riqueza y a recuperar tu presencia.
Y para los más pequeños:
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