«… ayúdame»
Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 21-28 En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando». Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame». Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija. Palabra de Dios
MUJER CANANEA - Florentino Ulibarri Era mujer, extranjera, y madre sufriente viendo cómo estaba lo que más quería, la hija nacida de sus entrañas. El evangelista nos narra, sin eufemismos ni edulcorantes, su encuentro contigo cuando saliste de las fronteras patrias. Su lectura siempre me intriga y sorprende, y me deja con la sensación de no entender nada. Mas no quiero que me lo expliquen, ni que me lo maticen, ni que me lo contextualicen poniéndote aureola de luces, Señor. La escena perdería su encanto, y no rompería nuestros esquemas respecto a lo divino y a lo humano, Así, tal como nos la han transmitido, suena a escándalo, pero quizá sólo así sea manantial de gracia y un gran regalo. Porque, ¿qué es, sino gracia, lo que esa madre cananea nos enseña con su actitud y fe? ¿Qué es, sino gracia, ver cómo podemos influirte? ¿Qué es, sino gracia, descubrir la fuerza de nuestra oración? ¿Qué es, sino gracia constatar cómo tú cambias ante nuestra testaruda insistencia? ¿Qué es, sino gracia, percibir que nunca están las puertas de tu corazón cerradas? ¿Qué es, sino gracia, terminar siendo tratados como hijos aunque seamos extranjeros? ¿Qué es, sino gracia, saber que hasta los “perrillos” tienen alimento y derecho en casa? ¡Que no me cambien ni expliquen este evangelio! Quiero sentir el escándalo de tu propio proceso divino y humano.
Y para los más pequeños:
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