«… os envío yo»
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Palabra de Dios
GRACIAS, PADRE, POR EL ESPÍRITU - Florentino Ulibarri Te bendecimos, Padre, por el don de la Santa Ruah que, por tu Hijo, haces a la creación entera.. Lo hiciste al principio, en los orígenes de todo, cuando incubabas el universo al calor del Espíritu para que naciera un mundo de luz y de vida que pudiera albergar al género humano. Te damos gracias porque, mediante tu Espíritu, lo sigues creando, conservando y embelleciendo, para que nuestro caminar no sea triste y agorero y podamos disfrutar de las primicias del Reino. Te bendecimos por haber puesto tu Espíritu en hombres y mujeres, niños y adultos; y por el don continuo que de él has hecho siempre en la historia humana: Espíritu de fuerza en sus jueces y gobernantes; Espíritu rector en sus líderes justos; Espíritu creador en sus sabios investigadores; Espíritu soñador en sus artistas y poetas; Espíritu solidario en sus pobres pobres; Espíritu de vida en el pueblo siempre. Te bendecimos, sobre todo, por Jesucristo, lo mejor de nuestro mundo, el hombre "espiritual" por excelencia. Vivió guiado por el Espíritu, evangelizando a los pobres, ayudando y fortaleciendo a todos... hasta que, resucitado, comunicó a su Iglesia, y a los que buscan con corazón sincero, ese mismo Espíritu. Te alabamos por la acción de tu Espíritu en los profetas, en los reformadores, en los educadores, en los revolucionarios, en los mártires, en los santos, en todas las personas buenas... Que el Espíritu nos dé fuerza para luchar por la verdad, la justicia y el amor, luz para comprender a todos, ayuda para servir, generosidad para amar, solidaridad para vivir, paciencia para esperar... Padre, que tu Espíritu sople sobre la Iglesia, dándole unidad y nueva savia evangélica; que traiga la libertad, la igualdad y la fraternidad a todos los pueblos, razas y naciones. Y, finalmente, haznos sensibles a la acción de tu Espíritu en el mundo y en la historia. Ayúdanos a descubrirla en la ciencia, en la cultura, en el trabajo, en la técnica, en todo aquello en que el ser humano y el Espíritu preparan conjuntamente el alumbramiento de los nuevos cielos y la nueva tierra. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, tu Hijo resucitado y hermano nuestro. Amén.
Y para los más pequeños:
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