«… sois la luz del mundo»
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos». Palabra de Dios
HECHOS PARA SER SAL Y LUZ Florentino Ulibarri Sé que la vida no es solamente para mí. Ni mi cuerpo, ni mi amor, ni mi inteligencia, ni mi humor, ni mis dones, ni mi tiempo, ni mi dinero, ni mi casa, ni mis posesiones... son solamente para mí. Sé que Tú, Padre, no eres solamente para mí. Ni tu palabra, ni tus dones, ni tus promesas, ni tu creación, ni tu buena noticia, ni tus abrazos, ni tus afanes, ni tus sorpresas, ni tu casa... son solamente para mí. Lo sé. Soy sal y luz; sal para salar y luz para alumbrar. Lo mío es deshacerme como la sal salando a los demás, y consumirme como el fuego alumbrando y calentando a los demás. Lo mío es ser salero de la vida y clarear el horizonte de la historia, de la historia cotidiana de cada día. Lo mío es ser digno hijo tuyo. Lo sé. Y me voy comprendiendo. Y me voy aceptando. Y me voy amando. Y me voy soñando. Y me voy realizando. Y me voy sembrando. Y me voy compartiendo. Y me voy realizando. Y voy siendo... ¡Y me alegro!
Y para los más pequeños:
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