«… necesario orar…»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8 En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?». Palabra de Dios
¿CÓMO CALLARNOS...? - Florentino Ulibarri Cuando la causa es justa, cuando lo que está en juego es la vida, sea la propia o la ajena, cuando los valores que anhelamos son los de tu evangelio, cuando se nos arrebata lo que nos diste gratis desde el inicio de esta historia... ¿Cómo callarnos...? Haznos osdos hasta la impertinencia, pero sin cambiar de bando. Ante tantos desmanes de quienes elegimos para ser nestros representantes y para que nos defendieran en tiempos de crisis, o de quienes llegaron junto a nosotros como enviados para enseñarnos a estar a tu lado y vivir como hermanos, ante el buen vivir de quieres no nos dejan vivir... ¿Cómo callarnos...? Haznos osdos hasta la impertinencia, pero sin cambiar de bando. Hoy que parece estar todo atado y bien atado, porque las leyes las hacen los de siempre; hoy, que se impone el silencio y el rendimiento y nos invitan a ser peones en el tablero; hoy, que está mal visto alzar el vuelo y mirar desde otro punto que no sea el de ellos; hoy, que se nos sugiere que no merecemos lo que tenemos... ¿Cómo callarnos...? Haznos osdos hasta la impertinencia, pero sin cambiar de bando. Porque queremos ser tus hijos y no olvidarnos de que somos hermanos,; porque queremos ejercer nuestros derechos, los que tú nos diste al inicio; porque nos susurras que no renunciemos a tu soplo y Espíritu; porque no queremos otros señores... ¿Cómo callarnos...? Haznos osdos hasta la impertinencia, pero sin cambiar de bando.
Y para los más pequeños:
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