«… en el último puesto»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14. Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: ´´Cédele el puesto a éste.`` Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuanto te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: ´´Amigo, sube más arriba.`` Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.» Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos.» PALABRA DEL SEÑOR
Y TÚ, ¿A CUÁNTOS HAS CEDIDO TU PUESTO? - Florentino Ulibarri En estos tiempos con tantas brechas y diferencias, indignación y protesta, llenos de espacios protegidos y basureros que se esconden, de banquetes a lo grande y comedores sociales, de mansiones para perderse y pisos que se pierden, de desahucios sin contemplaciones y fondos buitre... En estos tiempos en los que vivimos, o quizá solo malvivimos, con trabajos precarios y míseros salarios, con derechos humanos solo para unos privilegiados, con emigrantes, exiliados, desplazados y refugiados por todas partes, con tanta gente silenciada que no deja de oírse... En estos tiempos que muchos aplauden y otros desean que cambien, con plazas y puestos que no se discuten, poltronas y sillones para pagar favores, corrupción en todas las sedes, cajas B para reírse de la buena gente, crisis para cargar a otros los desmanes, cambios para que nada cambie y trajes muy elegantes para cubrir tanta podredumbre... En estos tiempos, es hora de preguntarse por nuestros puestos, leyes y dignidades: Y tú, ¿cuántas veces has dejado el asiento a otro? ¿A cuántos has acogido sin juzgarlos por su aspecto? ¿A quiénes invitas a estar contigo? ¿Con quiénes compartes banquete y camino? ¿A quiénes abres tu corazón, casa y piso? Y tú, ¿cómo te rozas con pobres y excluidos? ¿Para qué usas tus dones y títulos? ¿Has decrecido o sigues aferrado a tu sitio?... En estos tiempos, Señor, ¡qué extraños resultan tus consejos y el ser discípulo!
Y para los más pequeños:
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