«… gritarán las piedras».
Lectura del santo Evangelio según San Lucas. 19, 28-40. En aquel tiempo, Jesús caminaba delante de sus discípulos, subiendo a Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente; al entrar en ella, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado nunca. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: ´´¿Por qué lo desatáis?``, le diréis así: ´´El Señor lo necesita``». Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el pollino, los dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?» Ellos dijeron: «El Señor lo necesita.» Se lo llevaron a Jesús y, después de poner sus mantos sobre el pollino, ayudaron a Jesús a montar sobre él. Mientras él iba avanzando, extendían sus mantos por el camino. Y, cuando se acercaba ya a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: «¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas.» Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos.» Y respondiendo dijo: «Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras». PALABRA DEL SEÑOR
EL CANTO DE TU PUEBLO (Florentino Ulibarri) Hoy queremos cantarte, uniéndonos a la creación entera, un canto nacido del corazón, en las plazas y lugares de encuentro de aldeas, pueblos y ciudades. Porque tu paso y presencia traen la alegría a nuestras vidas y la paz a todos los rincones de la tierra. Estamos cansados de las canciones militares, pomposas y llenas de arrogancia, que quieren comprar nuestra voluntad y anuncian victoria con un gusto amargo de sangre inútilmente derramada. ¡Nosotros queremos entonar una canción nueva! Las canciones religiosas que resuenan en los templos e iglesias, en otros tiempos tan llenas de fe y vida, no atraen y dejan vacíos esos lugares de encuentro, pues ya no conectan con nuestros sentimientos. Tampoco las que las se oyen concursos y festivales nos conmueven y enganchan; sus notas, ritmo y letras no sintonizan con nuestras necesidades, pues nos ofrecen un mundo irreal en el que no podemos ser protagonistas. Llenando ondas y programas a todas las horas se hacen presentes las canciones de amor y, aunque sean artículo de consumo diario, se marchitan en nuestros labios sus notas que se negocian, venden y compran sin pudor. En los nuevos templos, salas de fiestas y discotecas, las noches de vísperas y fines de semana, los disc-jockeys nos invitan con canciones a ritmo trepidante y ensordecedor, a olvidar fracasos, decepciones y penas. Y las canciones populares de fiestas y romerías parecen de otro tiempo y cultura, pues aunque las cantemos y bailemos, no nos proporcionan la vida y el gozo del que hablan nuestros padres y abuelos. ¡Nosotros queremos entonar una canción nueva! Déjanos entonarte nuestro canto, el canto que nace de la vida nueva que Tú nos das cada día y hora. Déjanos cantar y bailar, con ritmo alegre y fraterno, el sentir de nuestra vida, hecho canción y danza sin miedos para jóvenes, ancianos y niños de pecho. Unidos a la creación entera, a los pequeños, débiles y pobres, a emigrantes, refugiados y sin patria, a creyentes, agnósticos, ateos e indiferentes, queremos cantarte una canción nueva. La canción de la fraternidad y la esperanza, porque Tú nos amas, y hemos visto y sentido tu paso por nuestro pueblo, iglesia y casa, y te has dignado pararte y llamar a las puertas de nuestras entrañas.
Y para los más pequeños:

https://rezandovoy.org/reproductor/infantil/2022-04-10

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