«Las palabras… de espíritu y vida»
Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Palabra de Dios
¿A QUIÉN IREMOS, SEÑOR? F.ULIBARRI Las palabras de los políticos están llenas de promesas vanas y, aunque elocuentes y con amplia acogida, pasado el tiempo de campaña se las lleva el viento de cada día, pues son palabras ensayadas, vacías, que ocultan ambiciones personales rastreras. ¡Tú sí tienes palabras de vida! Las palabras de la publicidad rara vez nos dicen la verdad; pensadas para seducirnos y llevarnos por los caminos del consumo martillean nuestros sentidos con astucia y persistencia; son palabras capciosas y engañosas, vestidas para triunfar en el campo de batalla. ¡Tú sí tienes palabras de vida! Las palabras de los predicadores -curas, obispos y clérigos de toda índole- ya no sorprenden a nadie, pues nos llegan domesticadas con explicaciones e interpretaciones; sus teológicas palabras sagradas no liberan ni alegran nuestra vida; más bien nos enredan y confunden. ¡Tú sí tienes palabras de vida! Las palabras de los mcs -prensa, radio, televisión, internet- saturan cada día más nuestro horizonte, tiempo y mente; son tantas y tan diversas para satisfacer curiosidad, morbo y polémica, que en vez de informar nos desinforman y no calman nuestra sed de verdad. ¡Tú sí tienes palabras de vida! Hay quien usa la palabra para halagar nuestros oídos, para disfrazar sus intereses, para mantenernos en la ignorancia, para asentar su autoridad, para descarnar la historia, para camuflar mentiras, para crear barreras y reservas... Tú sí tienes palabras de vida! Y nos interesas, Señor.
Un poco de música:
Y para los más pequeños:
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