«¡Hasta el viento y el mar…»
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-41
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».
PALABRA DEL SEÑOR
IR A LA OTRA ORILLA (Ulibarri)
Ir a la otra orilla,
a la orilla marginada y olvidada,
a la orilla expoliada y sin historia,
a la orilla que sufre y llora la miseria.
a la orilla en la que se hacinan personas,
a la orilla de la que salen las pateras,
a la orilla que reclama justicia y vida digna.
Ir a la otra orilla
con el corazón y las manos limpias,
con la mente despejada
y entrañas compasivas.
Ir a la otra orilla
siguiendo tu propuesta y tus huellas,
sin mirar de soslayo
y sin añorar lo dejado en las riberas.
Ir a la otra orilla
sin corazas ni barreras,
con la humildad dentro y fuera
y la esperanza florecida.
Ir a la otra orilla
aunque se levanten huracanes y tormentas,
las olas zarandeen la barca
y Tú sigas dormido en popa.
Ir a la otra orilla
y dejarse empapar por sus personas,
por sus historias y vidas
de dolor, alegría y lucha.
Ir a la otra orilla
a sentir y vivir la buena nueva,
a compartir nuestra riqueza
y a recuperar tu presencia.
Ahora, un poco de música:
Y para los más pequeños:
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