«Quiero…» 6º T.o.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
PALABRA DEL SEÑOR

que comparten un mismo camino de vida.
MANOS NUEVAS
Vengo a tu casa y taller de artesano
en busca de unas manos nuevas.
Éstas que tengo y ves ya no sirven
para lo que Tú me sugieres y propones
ni para lo que yo siento y te prometo.
Quiero saber
si pasando por tu casa y taller
puedo recuperar la movilidad y el tacto
Quiero saber si puedo empezar otra vez,
trabajar otra vez con mis manos y dedos
abrazar, acariciar, acoger… otra vez.
Quiero tocar,
como Tú tocaste y tocas, las personas,
los cuerpos, los leprosos, las raíces,
las rosas, los surcos y los sueños…
Quiero que mis manos sirvan
para recrear en la tierra, los corazones;
para construir casas, caminos y fuentes,
y pulsar las teclas que hacen melodía.
Pero, sobre todo,
quiero tener manos sensibles al viento
y al polvo del sello triturado
de nuestra pobre eternidad terrestre.
Y éstas que tengo y ves, ya no me sirven.
Dame unas manos nuevas,
Alfarero de mis brazos y mis sueños.
Y para los más pequeños:

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